La plaza de Mayo no sólo fue caja de resonancia de manifestaciones sociales, también sirvió como lugar de castigo. Algunas de las ejecuciones más famosas involucraron a rebeldes y contrarios de las políticas oficiales.
El primer acto celebrado en la Plaza de Mayo fue durante la fundación de la ciudad de Buenos Aires en 1580 por Juan de Garay. En esa oportunidad, se estableció el Rollo de la Justicia: elemento de orden penal para aplicación de condenas; y se colocó una horca para el castigo en forma pública. A partir de ese momento, varios rebeldes y criminales murieron en la Plaza.
A las ocho de la mañana del 10 de diciembre de 1811 fueron fusilados y ahorcados diez cabecillas como consecuencia del “motín de las trenzas”. Esta sublevación militar comenzó cuando los soldados y suboficiales del Regimiento de Patricios se negaron a acatar órdenes del Primer Triunvirato. Cuatro sargentos, dos cabos y cuatro soldados fueron degradados delante de las tropas, fusilados y sus cadáveres colgados en la Plaza para la expectación pública.
El 6 de julio de 1812 son ejecutados por confabularse contra el régimen Martín de Álzaga y sus cómplices. El gobierno descubre una conspiración de españoles y durante las investigaciones, el secretario Bernardino Rivadavia basado en pruebas y confesiones sospechosas extiende la acusación a Álzaga y algunos de sus partidarios. Este último huye, hasta que es encontrado y fusilado el 6 de julio. El 11 también fue ejecutado Felipe Sentenach quien fue previamente degradado por ser militar. En homenaje a él, existe debajo del Monumento a Manuel Belgrano un tablado en el lugar donde le arrancaron las insignias del uniforme y partieron su espada.
En 1823 fueron ejecutados los cabecillas del levantamiento producido el 19 de marzo de ese año, contra el Ministro Bernardino Rivadavia. Durante este motín un grupo de manifestantes armados entraron en la Plaza de La Victoria (actual Plaza de Mayo) al grito de ¡Viva la Patria, mueran los herejes! Las tropas rebeldes intentaron apoderarse del Fuerte liberando a varios presos que se sumaron al combate. Sin embargo, las fuerzas gubernamentales lograron dispersar el motín, y entre los meses de marzo y abril fueron fusilados varios de los líderes.
Los casos nombrados anteriormente son sólo algunos ejemplos de las ejecuciones de rebeldes producidas en la actual Plaza de Mayo.
Los asesinos de Facundo Quiroga
El 25 de octubre de 1837 a las once de la mañana, fueron fusilados José Santos Pérez y los hermanos Vicente y Guillermo Reynafé acusados del asesinato de Quiroga. En realidad fueron acusados por el crimen más de sesenta personas, sin embargo fueron sentenciados sólo 15 de ellos
Los cuerpos de los asesinos debían ser expuestos en la horca durante seis horas en la Plaza 25 de Mayo. No obstante, Juan Manuel de Rosas modificó la sentencia y los condenados fueron fusilados en la Plaza Victoria.
Todos los magistrados y defensores participantes del proceso presenciaron el acto, excepto Rosas.
El primer acto celebrado en la Plaza de Mayo fue durante la fundación de la ciudad de Buenos Aires en 1580 por Juan de Garay. En esa oportunidad, se estableció el Rollo de la Justicia: elemento de orden penal para aplicación de condenas; y se colocó una horca para el castigo en forma pública. A partir de ese momento, varios rebeldes y criminales murieron en la Plaza.
A las ocho de la mañana del 10 de diciembre de 1811 fueron fusilados y ahorcados diez cabecillas como consecuencia del “motín de las trenzas”. Esta sublevación militar comenzó cuando los soldados y suboficiales del Regimiento de Patricios se negaron a acatar órdenes del Primer Triunvirato. Cuatro sargentos, dos cabos y cuatro soldados fueron degradados delante de las tropas, fusilados y sus cadáveres colgados en la Plaza para la expectación pública.
El 6 de julio de 1812 son ejecutados por confabularse contra el régimen Martín de Álzaga y sus cómplices. El gobierno descubre una conspiración de españoles y durante las investigaciones, el secretario Bernardino Rivadavia basado en pruebas y confesiones sospechosas extiende la acusación a Álzaga y algunos de sus partidarios. Este último huye, hasta que es encontrado y fusilado el 6 de julio. El 11 también fue ejecutado Felipe Sentenach quien fue previamente degradado por ser militar. En homenaje a él, existe debajo del Monumento a Manuel Belgrano un tablado en el lugar donde le arrancaron las insignias del uniforme y partieron su espada.
En 1823 fueron ejecutados los cabecillas del levantamiento producido el 19 de marzo de ese año, contra el Ministro Bernardino Rivadavia. Durante este motín un grupo de manifestantes armados entraron en la Plaza de La Victoria (actual Plaza de Mayo) al grito de ¡Viva la Patria, mueran los herejes! Las tropas rebeldes intentaron apoderarse del Fuerte liberando a varios presos que se sumaron al combate. Sin embargo, las fuerzas gubernamentales lograron dispersar el motín, y entre los meses de marzo y abril fueron fusilados varios de los líderes.
Los casos nombrados anteriormente son sólo algunos ejemplos de las ejecuciones de rebeldes producidas en la actual Plaza de Mayo.
Los asesinos de Facundo Quiroga
El 25 de octubre de 1837 a las once de la mañana, fueron fusilados José Santos Pérez y los hermanos Vicente y Guillermo Reynafé acusados del asesinato de Quiroga. En realidad fueron acusados por el crimen más de sesenta personas, sin embargo fueron sentenciados sólo 15 de ellos
Los cuerpos de los asesinos debían ser expuestos en la horca durante seis horas en la Plaza 25 de Mayo. No obstante, Juan Manuel de Rosas modificó la sentencia y los condenados fueron fusilados en la Plaza Victoria.
Todos los magistrados y defensores participantes del proceso presenciaron el acto, excepto Rosas.
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